Es la fruta fisiológica por excelencia y centro de atención respecto a la limpieza hepática profunda, por su capacidad de ablandar los cálculos intrahepáticos, gracias al ácido málico que aporta. Pero más allá de este importante rol, la manzana debe centrar nuestra atención por contenidos y efectos saludables que trataremos de resumir aquí.
En primer lugar veamos sus componentes más importantes, que siempre actúan en natural interacción. Acido málico: es un compuesto orgánico presente en vegetales de sabor ácido (como la manzana) y en las células del organismo, responsable de la obtención de energía a partir de los alimentos (ciclo de Krebs) y clave en la absorción nutricia del intestino y en la detoxificación hepática. Su deficiencia está relacionada con la fibromialgia, la fatiga crónica y la debilidad muscular. Desintoxica (quela metales pesados), ayuda a la recuperación física (evita acumulaciones de ácido láctico), mejora la fuerza muscular y la alerta mental. Protege la piel, es antiséptico y protector bucal. Mejora las funciones digestivas (aporta hidrógeno).
Ácidos orgánicos: tienen efecto antiséptico, alcalinizante (desdoblamiento rápido) y regenerador de flora. Destacan los ácidos: cítrico, glutámico (antiulceroso, tónico, incrementa la capacidad mental), linoleico (vitamina F), oleico, succínico, salicílico, palmítico, cafeico y málico (el más importante en el marco de la limpieza hepática profunda, al asegurar el eficiente ablandamiento de los cálculos intrahepáticos, evitándose los cólicos que generaría su dureza ante el empuje de la bilis).
Aminoácidos: cisteína (componente de los tejidos, elimina las toxinas del hígado), glicina (antiácido natural, responsable del sistema inmunitario), arginina (clave para el crecimiento muscular y la reparación de los tejidos, esencial para el sistema inmune), histidina (vasodilatador, estimula el jugo gástrico, combate anemia y artritis, útil para las úlceras), isoleucina (necesaria para un crecimiento adecuado y para el equilibrio del nitrógeno), lisina (interviene en la producción de anticuerpos, la construcción de los tejidos, la absorción del calcio), serina (ayuda a fortalecer el sistema inmune y el nervioso), valina (favorece el crecimiento infantil, interviene en el equilibrio del nitrógeno), metionina (necesaria para la producción de la cisteína, ayuda a regular el colesterol).
Azúcares: después del agua (85%), es el componente más importante, principalmente en forma de fructosa (necesita menos insulina que la glucosa) y en menor medida glucosa y sacarosa, bien mediadas por la fibra soluble.
Catequina: antioxidante muy potente, clave en la salud cardiovascular. Las catequinas tienen mayor poder antioxidante que las vitaminas C y E. Previenen daños en el cerebro y enfermedades neurodegenerativas. Estabilizan el colágeno, importante proteína que asegura el bienestar de la piel y previene que los capilares se vuelvan frágiles.
Minerales: rica en potasio (clave en el equilibrio hídrico de las células, en la diuresis y en los impulsos nerviosos y musculares), hierro, magnesio, con algo de calcio, azufre, boro (mineral no muy abundante, que permite la asimilación de calcio y magnesio) y fósforo.
Pectina: es fibra soluble (el tipo de fibra más importante por su poder estimulante sobre la flora bacteriana aerobia) que ayuda en la metabolización del colesterol (evitando la reabsorción del excedente biliar que debe excretarse intestinalmente) y es buena herramienta contra la diabetes (modera el paso de azúcar a sangre).
Quercetina: flavonoide (antioxidante) con muchas propiedades y de tan alta concentración como en la cebolla. Resulta efectivo en el tratamiento y prevención de las enfermedades cerebrovasculares (evita depósito de colesterol en arterias y su estrechamiento, y agregación plaquetaria), la obesidad o el cáncer. Debido a su actividad antihistamínica es útil para la prevención de ataques alérgicos, asmáticos y crisis de eliminación de parásitos.
Sorbitol: glúcido producido por fotosíntesis de las hojas adultas, que ayuda en los problemas de intestinos (tiene efecto laxante).
Taninos: es una de las frutas más ricas en este compuesto antiinflamatorio y astringente, que desinflama las mucosas gástrica e intestinal.
Vitaminas: principalmente C y E (antioxidante, estabiliza los glóbulos rojos y promueve la fertilidad) y provitamina A.
Veamos a continuación sus principales efectos saludables. Antiácida: su contenido en pectinas y glicina (antiácido natural) la hacen adecuada en acidez estomacal y buen sustituto de antiácidos químicos.
Anticancerígena: esto se debe al aporte de catequinas, quercetina (flavonoides que protegen contra la acción de los radicales libres) y pectina (estudiada en Japón sobre el cáncer de colon). Los estudios evidencian los mejores efectos en el consumo de la cáscara. Además la semilla aporta la conocida B17 (laetril), que en presencia de células tumorales activa su potencial destructor (cianuro más benzaldehído) en perjuicio de las mismas.
Anticatarral: adecuada por sus propiedades expectorantes en caso de bronquitis, tos o congestión mucosa.
Anticolesterol: el aporte de metionina, fósforo y fibra soluble, resultan fundamentales para la adecuada regulación de los niveles de colesterol.
Antidiarreica y laxante suave: aunque parezca contradictorio su alto contenido en pectinas y taninos la convierte en un buen regulador intestinal. Es laxante suave en casos de estreñimiento, especialmente a primera hora del día, cruda y con cáscara. Pero el valor absorbente de las pectinas y el efecto de los taninos la hace ideal en caso de colitis, diarrea o gastroenteritis.
Antiinflamatoria: indicada en casos de inflamación del estomago, los intestinos o las vías urinarias.
Antitabaco: una dieta solo a base de manzanas durante unos días, puede ayudar a dejar el hábito de fumar.
Colerética: descongestiona el hígado y se hace útil en hepatitis, hígado graso y cirrosis hepática. Fluidifica la bilis y es clave en el ablandamiento de los cálculos intra hepáticos. Dermatosis: por su poder desintoxicante y alcalinizante, alivia manifestaciones dérmicas crónicas (eccemas).
Diurética y depurativa: favorece la eliminación de fluidos corporales, siendo muy adecuada en casos de toxicidad, obesidad y enfermedades reumáticas. Su contenido en cistina, arginina y ácido málico, la hacen adecuada para eliminar toxinas y combatir problemas como ácido úrico, gota, cálculos o insuficiencia renal.
Hipotensora: el poder vasodilatador de la histidina y el aporte de potasio, la convierte en buen aliado para aliviar la presión sanguínea elevada.
Sedante: por su contenido en fósforo, resulta un alimento con valores sedantes, adecuado para antes de dormir.